martes, 15 de marzo de 2011

Gratitud

Hace poco he leído un artículo sobre la gratitud y en él la autora (Jenny Moix) afirma que "agradecer es reconocer: si no apreciamos lo bueno que nos pasa, no podemos estar agradecidos" ¿cuándo apreciamos esto? pues la autora cita un estudio en el que se compararon puntuaciones de un test sobre emociones positivas antes y después del 11S; los resultados revelaron que sentimientos positivos como espiritualidad, amabilidad, esperanza o gratitud habían aumentado en puntuación en la población de estudio.

No es de extrañar. Los sucesos de los últimos días en Japón nos tienen en vilo y aún más después de las crudas imágenes en las que la fuerza de la Naturaleza arrasa con todo a su paso. A este lado del mundo, percibiendo como lejano o no lo que sucede en aquel país, nos sentimos influidos por tan magna sucesión de acontecimientos destructivos y, ¿acaso no se nos ha pasado por la cabeza "que me quede como estoy"? (a pesar de la crisis, etecé, etecé...)

Dar gracias significa reconocer lo que tenemos, lo que recibimos y lo que damos. El agua caliente de la ducha, la taza de café, dinero para gasolina y coche donde echarla... son pequeñas cosas que llenan nuestro día a día y las damos por supuestas, sin reparar apenas en su valor.

Estar agradecido es no dar por hecho que esto o aquello lo tengo porque sí. Agradecido es también agradecerse uno mismo estar en el mundo para poder disfrutar de las pequeñas cosas, para ganárselas. Gratitud no es más que la forma, el nombre que le damos a ese valor que a veces no incorporamos lo suficiente en nuestras vidas y que se sitúa al otro extremo de la soberbia y el exceso de orgullo, esperando en la sombra a ser mencionado en alguna conversación de tintes espirituales o existenciales. No es necesario entonces sacarla del armario, la gratitud no es disfraz que adorna nuestros más elevados deseos. Está mucho más cerca de lo cotidiano si sabemos cómo integrarla

Es posible mostrar gratitud también a las pequeñas y grandes cosas que cada día nos demuestran que estamos vivos y a las que no agradeceríamos su existencia en mil años, incluidos los madrugones, el mal humor, el tráfico, los niños que chillan y tiran petardos en Fallas (sí, a ellos también) e incluso gracias a los días que no me apetece dar gracias, porque eso forma parte de la "cara fea" que hace más bonita, apetecible y valiosa la otra. 

Esta mañana, entre el cielo plomizo y en una tregua de la lluvia, el sol arrancó un jirón de nubes para mostrar su cara y saludar. Gracias sin duda, a la lluvia por recordarnos el valor de la luz del sol, entre otras cosas.

5 comentarios:

  1. Muchas gracias Laura, un artículo muy bueno, me ha encantado.
    Un abrazo!

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  2. ¿A tí te gusta la poesía?. Lo cierto es que ,el tono, me recuerda a Eloy Sanchez Rosillo. Claro y revelador. Tranquilo y excitante....
    Gracias por recordadnos que hay ciertas cosas que son un regalo para disfrutar.

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  3. Pues sí que me gusta la poesía...gracias por tu aportación SuperSer, buscaré qué leer de Eloy Sánchez, suena bien. Un abrazo.

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  4. Gracias Laura, absolutamente precioso, con un ritmo que me pone los pelos de punta, esto es, me emociona y me reconforta.

    Aprovecho para agradecer lo mejor y lo peor que me ocurre o siento día a día porque no es lo que es, es lo que yo hago con lo que es.

    Un abrazo grande y tierno.

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