sábado, 19 de febrero de 2011

Cuando negocio conmigo misma


Cuando negocio conmigo misma las cosas van bien; donde hubo conflicto se muestra la resolución, la tempestad precede a la calma, el desasosiego se traduce en serenidad.

Cuando negocio conmigo misma siento que estoy haciendo algo constructivo por mí, que mis capacidades se amplían y se desarrolla mi potencial creativo. Siento que doy una oportunidad a esa parte de mí que quiere y se quiere.
Cuando negocio conmigo misma veo que a mi alrededor se abre un abanico de posibilidades, que las cosas que antes aparecían entre sombras o tras cortinas de humo, se presentan deslumbrantes y más claras que nunca. Un arcoiris se forma tras la lluvia y me ofrece su paleta de colores para mezclar como más me gusta.

Cuando negocio conmigo misma oigo campanas al vuelo, tambores, violines y guitarras que componen nuevas sinfonías, escucho palabras que me motivan desde lo más profundo de mí.

Y además, cuando negocio conmigo misma actúo con libertad, apaciguo guerras sin sentido que mi razón sin mi corazón emprende, apago hogueras que mi corazón sin mi razón prende, me siento más ligera que ayer, me permito soltar lo que me sobra y tomar lo que me llena, y también me nutro de la fuente inagotable que habita en ese lugar tan conocido y a veces poco explorado que es mi fuerza interior.

Por todo ello y por muchas cosas más, elijo negociar conmigo, ahora que ya sé que la lucha era una pérdida de tiempo. Hoy prefiero viajar a mejores puertos, donde puedo encontrarme con aquellos que como yo, una día aprendieron a negociar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario